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Era un camino
y la dirección la llevaba alguien más
Mientras tanto ella
carta en mano
decía «falta poco»
y con alegatos señalaba que
«en la carta está todo, en la carta está todo»
con la esperanza de que fuera el pase de salida-entrada
de su acompañante
Pero no
la carta, por más sublime que fuera
no era suficiente para traspasar los muros
y la ruta seguía siendo el retorno
Dos sujetos tomaron del brazo a su acompañante
quien, tirada en el piso
lloraba des-con-so-la-da-men-te
entendiendo que ese era el punto final
de un final que se había prolongado demasiado tiempo.
La arrastraron hacia afuera
mientras ella seguia repitiendo
que todo era un sinsentido
Ya su amante no figuraba
más que en la memoria frágil
que dejó el segundo
anterior.
Lo último que quedó fue el eco
de las preguntas resignadas
¿qué parte de mí se despide de ella?
¿qué parte de mí suelta la posibilidad?
¿qué parte se entrega al duelo definitivo?
¿cuál era esa parte que se aferró largamente a la nada?
⚢
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