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Estamos aquí, Audre
atravesando el miedo
rompiendo los silencios
mirándonos a los ojos
Recordamos el sendero, Alfonsina,
los dolores viejos que calló tu voz
buscando quién sabe qué poemas
vestidas de mar
Tenemos presente la guerra
somos almas desnudas en estos versos
y estamos de luto,
maldecimos los estatutos
Entonces rompemos la soledad habitada, Cristina
y nos encontramos en el sur
volvemos a amarnos
cual adictas a la intensidad
Por eso convocamos a las poetas
siendo extranjeras entre los otros,
volvemos a juntarnos como en los viejos tiempos
e Iniciamos la bienaventurada ascensión a la eternidad
En esta noche nuestra, Alejandra,
las palabras son llaves, son claves
que nos musicalizan y poetizan
encontrándonos en este amado espacio de revelaciones
En el que volvemos a las 17, Violeta
como se vuelve siempre al amor
cantando, bailando, recitando
porque tenemos vida
Somos felices en los naranjales
siendo frutos de la tierra
disfrutamos las pequeñas cosas
nos convertimos en agua, fuego, tierra y viento
cantamos porque es nuestro modo de alumbrar
y cuando nos abrazamos no estamos solas
nos abraza toda la eternidad
Damos gracias a la vida
y al canto de todas que es nuestro propio canto
y nos hace volver a ser de repente
tan frágiles como un segundo
como una tibia mañana
de diecisiete años
nacientes, florecientes y juntas
Y aunque nos quieran olvidadas, María Elena,
aunque no existiéramos,
nuestros corazones igual cantarían,
clamarían por escuchar nuestras antiguas rebeldías
⚢
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