Hilo de la Sanación

Necesitamos recuperar, nutrir, cuidar y cultivar la alegría de vivir, la ternura, la paciencia, la autonomía, la radicalidad, la memoria, el amor entre mujeres. Y esto es posible cada día, con las tomas de consciencia, posicionamiento, decisión y acción. Hilvanando historia-política-sanación.

ITZELTAL

No basta con historiarnos (nutrir nuestra consciencia histórica), politizarnos (nutrir nuestra consciencia social-sexual mujeres desde el feminismo)… También precisamos hacer de la sanación una constante en nuestras vidas. ¿Cómo? Mediante prácticas cotidianas e intencionadas.

Muchas veces pensamos que la sanación está lejos y en el futuro; que hay que hacer mil cosas previas, visitar lugares mágicos, matricularse en todos los cursos sobre abundancia, manifestación, respiración, etc. Sin embargo, la sanación es cotidiana y potencialmente se encuentra en cada momento de nuestro día… Siempre sostengo que podemos comenzar por lo básico: si tengo frío, me tapo; si tengo sed, bebo; si quiero ir al baño, voy. 

Cada día podemos nutrir la base de nuestra vida: alimento, movimiento y descanso.

Aquí nos referimos a las prácticas sanadoras, conscientes e intencionadas.

Ya nos estamos historiando y politizando, y hay un gran movimiento en nosotras, a veces no sabemos qué hacer con ello, cómo aterrizarlo, hacia donde fluir, qué podemos hacer en lo cotidiano para transformar nuestras vidas… Muchas veces y en muchos procesos podemos quedarnos sólo en historiarnos (hacer catarsis) o sólo en politizar, y en esos casos nos podemos encontrar con quiebres, desarticulaciones, confrontaciones que parecen irresolubles, con nosotras mismas o con otras mujeres. Historiarnos puede sumirnos en algunas profundidades de tristezas, politizarnos puede desbordarnos las rabias sin que sepamos qué hacer con ellas.

Por ello se hace vital acompañarnos con prácticas sanadoras que se encuentran en lo cotidiano, en el volver a lo corporal, alimentar dicha consciencia y cultivar/nutrir haceres concretos e intencionados cada día. No es un hacer por hacer, es un hacer con sentido histórico, es un hacer politizado, con intencionalidad.

Y nos vamos dando cuenta de que todo está entrelazado, por eso es un tejido; cuando me estoy narrando y acompañándome desde un lugar feminista, estoy haciendo algo politizado, y al mismo tiempo es una práctica sanadora. No hay jerarquías, pasos o metas inalcanzables, es sólo dar cuenta de la consciencia de lo cotidiano, del volver a nuestras cuerpas, de tomar posicionamientos y decisiones que sigan nutriendo nuestras acciones para continuar sanando.






Deja un comentario