¡Tu carrito está actualmente vacío!
«Eres una vida muy hermosa». Estuve derramando ese pensamiento unos segundos mientras el avión despegaba, lo mismo que las gotas eran calladas en las colinas de mi rostro.
Estábamos en el mismo sitio pero volvíamos a las distancias, a las letras, a espacios que suponemos y voces que conocemos pero que vuelven a hacerse en pensamiento.
Esperamos para encontrarnos, duramos largos momentos así, haciendo nuestras vidas un cuento sin tiempo, un cuento inscrito en nuestro abecedario virtual, claro que al principio esas quimeras no eran sino apenas eso, pero al paso de los pasos construimos algo casi sin notarlo; del peldaño de las mañanas pasamos al de las tardes y las noches, incluso saltamos a las madrugadas, enteras madrugadas.
Nos conocimos en nosotras, nos tocamos los dedos, paseamos lentamente por los cuerpos nuestros en mañanas de abril, mañanas abrileñas, y las demás del calendario que trajeron vendavales de más comas y acentos. Nos dimos algo que, me parece, nos gusta a las dos y al mismo tiempo nos esconde, nos rehúye, no sé por qué pero en nuestras vidas es así, nos dimos leer y sobre todo escribir, esto último lo disfrutamos casi tanto o quizá mucho más que un helado de mascarpone, y sabíamos secretamente que al mirarnos esas sonrisas parecidas, el lenguaje, de algún modo, quedaría inmóvil, quieto, que haría un silencio para dejarnos ser nosotras con nosotras, con cuerpas, con sonidos, con cercanías.
Esperamos, lo hicimos y nos acercamos de kilómetros y de tanto más. Mirarte sintiendo un segundo antes que moriría, que estaba cayendo de la tierra y la búsqueda de equipajes me detenía en una burbuja sin segundos, sin respiros, esa espera corta que me protegió y luego tú.
Tú.
No sabrás jamás lo que es mirarte de lejos, las sensaciones que provocas cuando eso sucedió, tus rayas y tus colores, el reconocimiento nuestro, es decir, sabíamos que éramos nosotras aunque no supiéramos cómo ni por qué, y en realidad esto no tiene porqué saberse. Primeras tonadas temblorosas, estrecharnos, cómo nos estrechamos los sentidos, apuradas pero reales, más presentes que nunca, más aquí y en cualquier parte.
Un abrazo largo como olas pasando.
2013
⚢
Deja un comentario