Arras(tr)ando

Tengo arrastrando desde hace un siglo la pena rocosa de una verdad insoportable, que me llena los oídos tanto como los sueños. Tengo arrastrando con mis pies un silencio que era presencia diaria, tengo arrastrando en las manos la necesidad de un ojo redentor que invente cualquier –o casi cualquier- frase medianamente unida y que cuente un relato, una metáfora o un saludo dominical.






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