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Tú
no vives en mí
y aún así me persigues
en la memoria corporal
rebosante ausencia
Eres la implícita en todos mis versos
muelle amurallando el mar
-adentro-
Pero no vives en mí
No eres tú
la que me toca
la que sueño
la que anhelo
Es una polvareda
pordiosando en mis deseos
telaraña rota
carente
metamorfosis de un terreno
desolado
abandonado
por tu migración
Rebota el sonido
de una campana
eco
de negación
Retén la imagen
de la helada invernal
-la herida fundamental-
tres días
para recorrer
el umbral
de una muerte
pretérita
arraigada
rota
de vendaval
⚢
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